El 28 de junio de 2014 se cumplían exactamente 100 años desde el
asesinato del Archiduque Francisco Fernando. Heredero al trono de un
Imperio caduco y cada vez más frágil (Imperio austro-húngaro),
Francisco Fernando era un moderado y reformador que quería acometer
algunos cambios dentro del seno del Imperio para poder dar más
autonomía a otros conjuntos nacionales (básicamente eslavos
occidentales como los chechos y eslavos orientales como croatas,
eslovenos y serbios) que estaban en una situación de inferioridad en
relación con austriacos y húngaros. El 28 de junio de 1914, el
Archiduque decidió hacer una visita oficial a Sarajevo, actual
capital de Bosnia y Herzegovina, territorio que en aquel momento
estaba administrado y ocupado por la corona de los Habsburgo. El
problema era que en aquel territorio de los Balcanes, la mayor parte
de la población era serbia, por lo que la dominación austriaca no
era vista con buenos ojos, al tiempo que diferentes organizaciones
nacionalistas pan-eslavas y pan-serbias estaban trabajando para
conseguir la independencia y unir a todos los eslavos del sur bajo un
mismo Estado-nación. Era en este inestable contexto donde la Joven
Bosnia, organización
nacionalista pan-yugoslava actuó aquel 28 de junio de 1914. Ayudados
y controlados por la Mano Negra, una
organización secreta serbia que tenía el objetivo de unir a todos
los serbios bajo un mismo Estado y luego a todos los eslavos del sur
(en este orden), los integrantes de la Joven Bosnia planearon el
asesinato de Francisco Fernando y su mujer. El encargado de apretar
el gatillo fue Gavrilo Princip, que sería arrestado poco después
junto a otros integrantes del grupo. Los acontecimientos se
precipitaron y todo el sistema de alianzas forjado desde la Paz
Armada (1871-1914) se puso en
marcha de tal forma que un mes después Austria-Hungría declaró la
guerra a Serbia y en cuestión de pocos días la mayor parte de
Europa estaba inmersa en la Gran Guerra.
¿Por qué he decidido recordar el detonador, que no causa, de la I
Guerra Mundial? Porque, al igual que sucede en otros países, la
memoria histórica varía de un Estado a otro y aún más entre
Estados que hace 25 años estaban inmersos en las Guerras de Secesión
de la antigua Yugoslavia, cuyas cicatrices y consecuencias aún son
visibles en la actualidad. Y uno de los principales campos donde
estas marcas de discrepancia son visibles es en el terreno de la
educación, más concretamente en la docencia de la disciplina de la
Historia. Por consiguiente, el objetivo de esta entrada es
analizar, someramente, el tratamiento que los diferentes sistemas
escolares de Croacia, Serbia, Bosnia, Kosovo y Macedonía dan al
inicio, desarrollo y consecuencias sobre la I Guerra Mundial.
Lo primero que debe ser apuntado es que durante la República Federal
Socialista de Yugoslavia la enseñanza de la Primera Guerra Mundial
era la misma, desde Eslovenia hasta Macedonia. En este sentido, el
discurso se basaba en que Gavrilo Princip y sus correligionarios eran
nacionalistas yugoslavos que luchaban contra el poder imperial
austro-húngaro y que con su atentado buscaban despertar la
conciencia nacional en todos los eslavos del sur y así poder avanzar
hacia la constitución de Yugoslavia. Con las guerras que siguieron
al fin de Yugoslavia, los países sucesores desarrollaron diferentes
visiones y discursos sobre la I Guerra Mundial que en muchas
ocasiones reflejan las divisiones que sufre la región desde
comienzos de los 90.
El paradigma de las divisiones es
Bosnia Herzegovina. Un Estado ya de por sí dividido entre la
comunidad serbia (que tiene su propia entidad. La República de
Srpska), la comunidad Musulmán de nacionalidad y la comunidad croata
(que comparten su identidad territorial. La Federación Bosnia). En
este sentido, la figura de Princip, así como los orígenes de la I
Guerra Mundial varían de un sistema educativo a otro dentro de BiH.
Por ejemplo, los alumnos serbios de BiH estudian que Gavrilo Princip
era un liberador nacional y que el asesinato del Archiduque sólo fue
una excusa por parte de Austria-Hungría y Alemania para declarar la
guerra a Serbia. Por el contrario, para los alumnos Musulmanes de
nacionalidad y croatas, Princip era un terrorista y Serbia es la
principal culpable del inicio de la Gran Guerra. En esta guerra de
visiones han sido varios profesores como Zeljko
Vujadinovic (docente de Banja Luka, capital de la República de
Srpska) o Zijad Sehic (profesor de Historia en Sarajevo, capital de
la Federación y de BiH) quienes han hecho referencia a que estas
diferentes interpretaciones no son más que una trasposición del
pasado sobre la actual división política de BiH . Así, el
currículo escolar serbio-bosnio en Historia defiende una visión en
la que los serbios se sacrificaron por el resto de los eslavos del
sur, aunque estos se muestran desagradecidos por el sacrificio serbio
en pro de la unificación eslava. Mientras que el currículo
croata-musulmán defiende que la acción de Princip no es más que un
antecedente del expansionismo serbio ocurrido en la década de 1990.
Cambiando
de Estado, en Serbia prima la antigua narrativa de Yugoslavia. Así,
Princip es considerado un héroe, cuyo acto es descrito como una
acción por la liberación nacional contra el personaje que más
encarnaba la dominación, este es, el Archiduque. En los libros
escolares de Serbia, las causas de la guerra se debieron a la
ambición económica y política imperialista de los grandes poderes,
al mismo tiempo que se dedica un capítulo para las victorias serbias
y montenegrinas en la Gran Guerra, además de existir otro capítulo
sobre los crímenes de guerra de Austria en territorio serbio. Para
Dubravka Stojanovic, docente en la Universidad de Belgrado, esta
interpretación de la Gran Guerra está viciada por una
interpretación de Serbia como una nación que se sacrifica a sí
misma por el bien de las demás, al tiempo que se ha pervertido la
figura de Princip convirtiéndolo en un nacionalista serbio, cuando
él mismo se declaraba nacionalista yugoslavo.
Distinto es el discurso pedagógico y docente en Croacia en torno a esta cuestión. Para los editores de libros escolares croatas, Serbia es uno de los principales Estados a quién culpar del estallido de la Gran Guerra debido a su afán expansionista, especialmente sobre BiH. Así, los libros de texto croatas explican el interés de Serbia por lograr expandirse sobre zonas del Imperio Otomano y del Imperio austro-húngaro. El objetivo era constituir la Gran Serbia a través de la creación y el apoyo a organizaciones terroristas como la Joven Bosnia. Para el historiador Martin Previsic la idea de una Gran Serbia es un tema recurrente en los libros de texto croatas que abarca desde comienzos del siglo XIX, pasando por las dos Guerras Mundiales y por la Yugoslavia socialista y alcanzando su máximo esplendor con la Guera de Croacia (1991-1995).
Por
su parte, en el que es hasta el momento el Estado más joven de
Europa (Kosovo), la Historia sobre la Primera Guerra Mundial se
asemeja bastante a la enseñada durante la antigua Yugoslavia. No
obstante, según la opinión de Shkelzen Gashi, experto en Ciencias
Políticas especializado en Historia, Serbia no es acusada
directamernte por el comienzo de la Guerra. Sin embargo, sí lo es
indirectamente ya que se argumenta que la IGM comenzó debido al
asesinato de Francisco Fernando por un miembro de una organización
nacionalista serbia (incluso cuando la Joven
Bosnia era
una organización pro-yugoslava). Por otro lado, en el caso
macedonio, los libros de texto describen la I Guerra Mundial como una
Guerra imperialista. En este sentido, los educadores macedonios
argumentan que Austria, Italia y Alemania son los instigadores del
conflicto y que usaron el asesinato del Archidique como un pretexto.
Además, entre estos instigadores también se encontraría Bulgaria,
acusada de una política expansionista y de unirse al bando de los
Imperios Centrales con el objetivo de conquistar toda Macedonia. Una
interpretación que refleja las tirantes relaciones existentes entre
ambos países.
Después
de este breve repaso a la enseñanza de la I Guerra Mundial en los
diferentes sistemas educativos de los países sucesores de la antigua
Yugoslavia (a excepción de Eslovenia), la pregunta que debe ser
formulada es: ¿existe alguna posibilidad de encontrar (de nuevo) un
discurso que no refleje las discrepancias diplomáticas entre los
diferentes Estados sucesores de Yugoslavia? Lo cierto es que existen
pocas posibilidades de que eso ocurra. Las rivalidades políticas,
sociales, económicas, culturales y nacionales siguen siendo
terriblemente profundas como
para poder alcanzar un acuerdo sobre el discurso de las causas, el
desarrollo y las consecuencias de la I Guerra Mundial.
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