Esta entrada no tiene otro objetivo que responder en
dónde se situaría la dominación del docente hacia sus alumnos
siguiendo el esquema señalado por Max Weber. Lo cierto es que cuando
vimos los tres tipos de dominación esquematizados por Weber, no pude
evitar pensar en otros dos grandes pensadores e intelectuales del
siglo XX. Por un lado, el intelectual más importante del siglo XX en
Italia, Antonio Gramsci. Por otro lado, el intelectual francés
Michel Foucault. Más concretamente, cuando íbamos repasando los
tres tipos de dominación legítima de Weber no puede evitar pensar
en dos conceptos muy importantes de ambos autores.
En el caso de Antonio Gramsci, fue el concepto de
hegemonía el que me sirvió para establecer la comparación con
Weber. En este sentido, la hegemonía en términos gramscianos es el
modelo de dominación propio de la burguesía en los países
industrializados , un modo de dominación más sútil y complejo que
el que existía en otras partes del mundo. Este modo de dominación
se caracteriza por un alto grado de consenso obtenido de parte de las
masas populares, con la consiguiente disminución de la necesidad de recurrir a la fuerza para contenerlas. Por otro lado, en el caso de
Michel Foucault, fue su definición de poder y de las relaciones que
se daban entre los seres humanos. Así, para Foucault toda relación
es una relación de poder, en donde uno de los sujetos tiene el poder y el otro
(u otros) son los sujetos subordinados. La clave, claro está, es en
cómo se ejercer ese poder.
Por consiguiente,
basándome en los principios básicos de Weber, Gramsci y Foucault
considero que el poder de dominación legítima del profesor respecto
a sus alumnos se basa en el ejercicio de la hegemonía en términos
gramscianos, en el ejercicio de poder definido por Foucault y en las
tres clases de dominación definidas y esquematizadas por Weber. En
otras palabras, el profesor ejerce una hegemonía sútil sobre su
alumnado, una especie de poder blando que se diría en las aulas de
geopolítica. Así, los alumnos legitiman la labor del profesor y la
autoridad del profesor, obteniendo éste de aquellos un alto grado de
consenso. Por otra parte, la relación profesor-alumnos no deja de
ser una relación de poder tal y como fue definida por Foucault en
donde el profesor es el sujeto del poder, mientras los alumnos son
los objetos de dicho poder. Por último, usando el esquema weberiano
de estilos de dominación, considero que el profesor debe su
dominación legítima sobre los alumnos gracias a los tres tipos de
dominación. En este sentido, la dominación del profesor es una
dominación racional debido a que su posición está blindado y
legitimado por un ordenamiento legal. Sin ir más lejos, en Castilla
la Mancha, en la Ley de Educación del 2010 se establece en el
Capítulo II múltiples cuestiones relativas al profesorado y su
labor. También la dominación del profesor es de índole
tradicional. Después de todo, la profesión del profesor y educador
tiene un carácter tradicional, viniendo desde tiempos de la
antigüedad, en donde los maestros y educadores eran personas
reconocidas por sus habilidades y enseñanzas teóricas y prácticas.
Por último, el poder del docente es también de índole carismática,
ya que un docente debe saber como conectar con sus alumnos. No se
debe olvidar que el profesor no sólo debe impartir conocimientos a
sus alumnos, sino que debe también trasmitir una imagen de confianza
y ejemplaridad intelectual que haga que sus alumnos le reconozcan
como un líder en el que pueden depositar su confianza y en el que
pueden confiar para satisfacer sus necesidades intelectuales y
educativas.
Bibliografía:
Arnoletto, E.J. (2007).
Curso de Teoría Política. Recuperado
de: www.eumed.net/libros/2007b/300/
Comunidad Autónoma de
Castilla La Mancha. Gobierno autonómico de Castilla La Mancha.
(2010). Ley 7/2010, de 20 de julio, de
Educación de Castilla-La Mancha.
Segata. (6 de julio de
2010). Las formas de legitimidad del poder
político.(Max Weber). (Post en un blog). Recuperado de:
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