sábado, 18 de octubre de 2014

Educación y Clases sociales

Para redactar esta entrada se ha usado el prologo de la obra inédita escrita por Eloy Terrón que lleva el título de Educación y Clases Sociales (la obra fue escrita presumiblemente en 1978). El prologo, escrito por Rafel Jerez Mir, resume los tres apartados en los que se divide la obra. Lo idea sería poder hacer aquí una reseña de la obra completa, pero por motivos de agenda, me es imposible avanzar más allá del prólogo de la obra. Espero que el lector de estas líneas entienda lo apretado de mi agenda y las múltiples actividades, no sólo del Máster de Formación del Profesorado, sino también de otras tareas profesionales y personales que ocupan mi tiempo. 
Eloy Terrón era un filósofo, sociólogo, antropólogo e historiador que siempre se mostró muy comprometido con la clase obrera y las sensibilidades de esta, especialmente con los mineros de las cuencas mineras de Laciana y el Bierzo. Fiel al proyecto hegeliano en su vertiente marxista, el Doctor Terrón entendía que “la ciencia consistía en reducir el mundo objetivo a concepto (o idea)” para esclarecer la conciencia del trabajador y del hombre común en orden a la superación socialista del capitalismo. La obra de Terrón giró siempre a un doble eje de interés. Por un lado, la teória y la historia del hombre y de la cultura. Por otro lado la interpretación de España a la luz de su historia.
La primera parte de la obra se abre bajo el título de Planteamiento del problema, en donde Terrón pone el foco sobre la importancia teórica y práctica del análisis de la familia europeo-occidental, las motivaciones de la paternidad y la educación de sus hijos. A continuación, se introduce la tesis de la reproducción de la fuerza de trabajo como la mayor función de la familia en las sociedades históricas. Será a través de esta tesis con la cual Terrón analizará algunos elementos de importancia como son: los antecedentes y la formación de la familia campesina española; la familia campesina española; la familia en la moderna sociedad industrial; motivaciones para tener hijos; crecimiento y educación de los hijos; y la autoridad de los padres y la autodisciplina del niño.
En el segundo bloque es donde se trata el grueso de la obra. Bajo el título Educación y Clases Sociales se aborda la educación familiar en la sociedad agrícola tradicional; la educación y la clase alta española; educación y clase media; y educación y pequeña burguesía; y también la educación y la clase obrera, aunque esta parte tiene un bloque propio.
En lo que concierne a la educación agrícola, Terrón señala tres aspectos relevantes. Por un lado, la importancia de la misma como educación de la mayoría. Por otro lado, las razones que han llevado a su escaso estudio por parte de historiadores, sociólogos o profesionales de la educación. Por último, su significación para enteder el proceso educativo. Además, también señala las diferencias entre la educación agrícola en el norte (básicamente familiar) y la educación agrícola en el sur (familiar, pero también social al desarrollarse parte del proceso en la calle).
En lo que respecta a la educación y clase alta, Terrón muestra como la educación en este grupo social era sobre todo llevada a cabo por los criados que estaban dentro de la familia. Por otro lado, en la educación de la clase media, Terrón señala que son dos las características clave para comprender qué tipo de educación recibe el alumnado de clase media. Por un lado, la legitimación de la clase alta por parte de la clase media como clase dominante. Por otro lado, la educación que recibe la clase media en base a esa hegemonía dominante de la clase alta. Así las cosas, la educación de la clase media es una educación subordinada a los deseos y necesidades de la clase alta, mientras que al mismo tiempo es autoritaria en relación con el proletariado. El objetivo es mantener un cierto status privilegiado y no perder su posición social ya que, después de todo, la clase media no controla directamente sus condiciones de vida.
Otra cuestión de interés tratada en este prólogo es la educación que recibe el alumnado que se encuadra en la pequeña burguesía, que mayoritariamente se trata de campesinos medios y con cierto grado de comodidad en sus condiciones de vida. Para Terrón, la pequeña burguesía vive en una inseguridad psicológica ante el avance del capitalismo que se resume en la posesión de los medios de producción y por lo tanto en su asociacón con la burguesía, esto por un lado. Pero por otro lado, muchos de ellos tienen miedo de que dichos medios de producción no les sean suficientes para garantizarse la subsistencia y por lo tanto tengan que entrar en el campo del proletariado. Esa dicotomía se refleja en la educación, en donde una parte de la pequeña burguesía opta por estudios intelectuales y cargos medios-inferiores, mientras que otra parte opta por integrarse en grupos radicales, no encontrando su posición en la sociedad.
Por último, el último bloque se dedica a la educación y a la clase obrera. Lo primero que se debe señalar es que a la hora de tratar este bloque, Terrón entiende que la educación de la clase obrera es la educación a los niños en general. Posteriormente, Terrón explica que hasta la década de 1960 España fue una sociedad básicamente agrícola, con unos pocos núcleos industriales capitalistas de relevancia y con una rígida estratificación social que impedía la comunicación entre las clases sociales. Esto derivó a dos culturas muy diferenciadas. Por un lado, la cultura letrada de la clase media, limitada al campo simbólico y literario. Por otro lado, la cultura oral popular, que abarcaba de una forma no científica los campos de la vida humana. Será a partir de la dećada de 1960 cuando España entré en la periferia del capitalismo con el proceso de indutrialización desarrollado en esa década. Dicho proceso traerá varias consecuencias para el proceso de enseñanza/aprendizaje. Por un lado, se desarrolla una nueva clase obrera que aplica en la esfera pública lo aprendido en la empresa (racionalidad, disciplina, cooperación, orden, etc.). Por otro lado, se comienza a imponer la “sociedad de consumo”, la cual plantea directamente una serie de problemas y retos a la educación del alumnado en general.
La lógica de la sociedad de consumo y la lógica competitiva salvaje del capitalismo provoca el bloqueo de la formación moral de la infancia y la juventud. Asimismo, se debe añadir que la cultura de la imagen fomenta una sociedad con demasiada información, aunque de difícil estructuración y organización, constituyendo así un reto de primer orden para educadores, padres y alumnos.
Terrón también considera que este avance de la sociedad de consumo y su proyección negativa en el sistema educativo se produce al mismo tiempo que existe en la educación una crisis debido a la falta de un análisis serio de aquellos factores que desorganizan la conducta de los niños y de los adolescentes, incluyendo en estos factores al profesorado, los padres y la administración educativa. Asimismo, Terrón considera que ese análisis es totalmente necesario para poder hacer frente a la crisis de la educación de forma activa. En este sentido, para resolver dicha dificultad lo ideal sería una unión de los agentes educativos. Sin embargo, el autor no se muestra muy optimista ante esta posibilidad, debido a la influencia de los factores socioculturales sobre profesores, padres y alumnos. La única esperanza sería que los profesores, en los primeros niveles de enseñanza, enseñaran a sus alumnos una concepción racional del mundo (la interiorización individual de la conciencia científica del mundo, elaborada y apoyada en la física, sobre las bases establecidas, hace casi tres cuartos de siglo, por Einstein) y una educación en donde el objetivo no fuese los valores promocionados por la sociedad de consumo, sino una educación humanista en donde el respeto para el hombre y todo lo humano fuesen los ejes centrales. Pero este cambio sólo será posible si los padres actúan en consecuencia y prosiguen con la educación de sus hijos bajo esos valores en la intimidad del hogar.
Bibliografía:

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